La renovación de los vasos y la accesibilidad, claves para una buena convivencia veraniega en las comunidades
A las puertas de que llegue una primavera, más ilusionante que la anterior, las comunidades deben plantear cuanto antes renovar y modernizar de las piscinas. Tanto de los vasos y zonas de baño, como de exteriores y aledaños. La reforma de las zonas más deterioradas y la adaptación en cuestiones de accesibilidad son las claves para lograr entre todos el cumplimiento de la normativa y una buena convivencia veraniega.
Las piscinas normalmente suelen tener en su piso y sus paredes interiores laterales material de gresite; esos pequeños azulejos que son tan cómodos al andar y que dan un aspecto peculiar. La unión entre ellos se produce con una masa y una técnica que se denomina ‘lecheo’. Y eso con el tiempo se va cayendo. Es necesario una exploración periódica, aprovechar cuando por otras cuestiones se vacíe el vaso y evitar que el deterioro sea integral, irreparable y que se formen algas. Esto supondría un perjuicio mayor y un susto en los presupuestos y planificaciones de las comunidades. Sobre todo en una instalación que tiene un uso muy intenso en un corto periodo de tiempo y que es muy requerida por los vecinos.
Lo ideal es tener un buen mantenimiento y realizar tareas de lecheo y reposición de gresites en cortos periodos de tiempo para evitar una renovación integral más costosa. Si se planifica de forma adecuada este mantenimiento, las comunidades y los vecinos los agradecen a la hora de modernizar sus piscinas. Además de estas acciones, la modernización de las piscinas, los lavados de cara y otras pequeñas acciones de mejora pueden dar un aspecto mucho más vanguardistas para ir con las piscinas actuales.
Accesibilidad y otras obras necesarias
Otra circunstancia es que, cada vez más, las aperturas de piscinas; sean nuevas o de renovación de licencia; requieren de informes técnicos que exigen nuevas obras y planteamientos en las piscinas y sus aledaños. Por ejemplo, que incluyan baños en la zona, y ciertas distancias en las zonas de ‘playa’. Es decir que haya una separación mínima entre el vaso y los extremos del recinto donde éste se encuentre. Actualmente debe ser de, al menos, 1,20 metros.
Un aspecto muy importante es la accesibilidad. Otra de las normativas exigidas y que además las comunidades quieren renovar con demanda creciente es la habilitación para personas con discapacidad. Desde una escalera de obra accesible con barandilla (imprescindible para personas con lesiones o más mayores); o bien elevador hidraúlico, para aquellas que tienen una parálisis mayor o una movilidad más reducida y/o dependiente.
Renovaciones todas las mencionadas, y especialmente las últimas a las que Servihogar presta una especial atención. Realizando planes de reforma y mantenimiento que hagan de los ratos de piscina momentos agradables en comunidad, y que no supongan quebraderos de cabeza.